sábado, 21 de diciembre de 2013
Un país enfermo
Si, ese es mi país, España, si se llama así aunque hay gente que no le gusta ni pronunciar su nombre y siempre habla de Estado, País etc.Un país enfermo cuando las elites dirigentes no ven realmente el significado de sus actuaciones y sus resultados. No creo que entiendan que están ahí para ayudar y defender al pueblo español, el cumplimiento de sus leyes y los intereses de la generalidad de su pueblo.El gobierno legítimo tiene el deber de representar estos intereses, y sobretodo defender a los más desfavorecidos y a los que han dado la vida precisamente por ser españoles. Hablamos de las víctimas del terrorismo y de la no aplicación de la Doctrina Parot.Ante la resolución del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo nuestros representantes gubernamentales podían haber actuado de dos formas si no estaban de acuerdo (siempre de cara a la galería):- Recusar al representante español (del anterior gobierno, y parte del proceso de la infame negociación con la banda terrorista ETA), que ni lo hizo o por lo menos lo intentó, expresando así explícitamente su intención y su postura ante este "tribunal" que es más bien un órgano diplomático.- Directamente negarse, como lo han hecho otros países como el Reino Unido, o trasladarlo al ordenamiento jurídico español después de estudiar la mejor forma de adaptación a éste y la menor repercusión entre las víctimas.¿Cuánto ha tardado en el resto de resoluciones de este organismo europeo el régimen español (hablo de régimen porque incluyo o al estamento judicial)?¿Veinticuatro horas como en este caso?Sabemos que no y no sólo en este tribunal está empíricamente demostrado que la justicia española si por algo se caracteriza es por la falta de rapidez en la elaboración de sus resoluciones.Qué casualidad, ¿no?, en esta ha sido automática.Y no sólo es la afrenta a los españoles y familiares de estos que han dado la vida por serlo, sino que además un agrupo de la peor calaña de criminales se han beneficiado como coartada, o daño colateral para poder llevar a cabo la hoja de ruta del mal llamado proceso de paz de nuestro infame anterior presidente del gobierno, que el actual por acción u omisión ha validado.Y lo peor de todo es que esta inacción sobre la negociación con ETA está avalada por parte de la población que por adoctrinamiento y seguidismo o por un buenismo irracional defiende la negociación con una banda de asesinos.Al final por buscar el cese de los asesinatos y los actos mafiosos (que no la paz, ya que ésta sin libertad es la de los cementerios), a toda costa sin tener en cuenta principios morales ni tendremos el cese de esta mafia, de sus coacciones y crímenes, ni la libertad que llevamos buscando durante más de 35 años de democracia
domingo, 15 de septiembre de 2013
La juventud española: el paraíso perdido
Una delicia para reflexionar.
Aquí os lo dejo y también el enlace para verlo desde la página del Instituto Juan de Mariana.
No podría ser otra que María Blanco.
http://www.juandemariana.org/articulo/6169/juventud/espanola/paraiso/perdido/
Mientras que en veranos anteriores, a estas alturas nos abrasan con el anticipo de lo que nos aguarda tras las vacaciones, este final de agosto solamente conserva los anuncios televisivos de cursos y colecciones por fascículos. Dedales antiguos, idiomas, miniaturas de cascos de famosos motoristas, cocina creativa... ni rastro de análisis presupuestarios domésticos de cuánto nos va a costar la "vuelta al cole", o lo que nos hemos gastado en cervecitas y gambas, o cómo remediar el síndrome post vacacional. Eso sí, agotados Gibraltar, las vallas y las pateras, la preocupación en los debates en los medios y en los informativos es la juventud española, y en concreto, la supuesta generación perdida.
Aquí os lo dejo y también el enlace para verlo desde la página del Instituto Juan de Mariana.
No podría ser otra que María Blanco.
http://www.juandemariana.org/articulo/6169/juventud/espanola/paraiso/perdido/
Mientras que en veranos anteriores, a estas alturas nos abrasan con el anticipo de lo que nos aguarda tras las vacaciones, este final de agosto solamente conserva los anuncios televisivos de cursos y colecciones por fascículos. Dedales antiguos, idiomas, miniaturas de cascos de famosos motoristas, cocina creativa... ni rastro de análisis presupuestarios domésticos de cuánto nos va a costar la "vuelta al cole", o lo que nos hemos gastado en cervecitas y gambas, o cómo remediar el síndrome post vacacional. Eso sí, agotados Gibraltar, las vallas y las pateras, la preocupación en los debates en los medios y en los informativos es la juventud española, y en concreto, la supuesta generación perdida.
¿Qué es una generación perdida?
La denominación de "generación perdida" a toda una generación por el elevado nivel de desempleo en esa franja de edad me parece excesivo y muy perjudicial. Pero se ha puesto de moda porque victimiza, vende y permite manipular a unos y a otros. Esta generación estaría perdida si, de verdad, no tuviera opción, si nos encontráramos en una situación de conflicto armado largo y esa generación se viera truncada; o si hubieran sido víctimas de una manipulación colectiva, como la de los pioneros soviéticos y les hubieran castrado, pero de verdad, los incentivos.
Pero la realidad es muy diferente. Nuestros jóvenes tienen opciones diferentes. Las usan o no, pero las tienen. Lo que hay en España es una generación "sorprendida". Sorprendida porque no hay nada de lo prometido, porque su objetivo de vivir con el mismo status o mejor que sus padres no va a ser posible, porque la era de la abundancia ha terminado y probablemente por mucho tiempo.
Nuestros jóvenes están en paro, pero pueden emigrar. Eso no es una lacra. Significa que hay lugares donde son requeridos. Los empresarios que al no encontrar demanda interna suficiente, tienen que diversificar fuera y exportan, no se sienten tan fracasados. Hace unos años decir que tu hijo trabajaba fuera era algo de lo que alardear. Hoy se tienen que ir y ese matiz cambia las cosas. Pero en el fondo no es tan diferente. Que los hijos salgan de casa y lo pasen más o menos mal hasta encontrar su lugar es simplemente lo que generación tras generación ha sucedido. Y a unos les sale bien y a otros no. Unos se tienen que ir a la ciudad desde el pueblo, o a otro país y otros lo logran en el mismo entorno familiar. Pero eso no les hace mejores o peores, depende de si aprenden, valoran, y encauzan su camino.
Pero de lo que se quejan los jóvenes y de lo que los adultos nos dolemos es de no haberles puesto en bandeja un puesto de trabajo, un piso "adecuado", y un coche en la puerta... sin mirar el esfuerzo y el entorno. Porque esforzarse no basta, además hay que mirar en qué situación económica estamos.
El marco adecuado para el estado del bienestar
Por la misma razón que correr 25 kilómetros en Madrid (España) no es igual que correrlos en La Paz (Bolivia), el esfuerzo no tiene el mismo resultado si las leyes, el mercado laboral, el entorno económico son los de Ruanda que si son los del Reino Unido.
El sábado tuve que escuchar a la portavoz de una coordinadora nacional de estudiantes recriminar a sus mayores haber dejado que suceda la crisis "que no ha sido culpa nuestra" y que ellos tengan que pagar el pato del desempleo y los recortes en educación.
Si la crisis tiene culpables, adelante, hagamos una lista con nombres y apellidos. Todos los gobernantes que promulgaron leyes que entorpecían el sistema, todas las empresas financieras o no que aprovecharon para obtener privilegios gubernamentales, todos los lobbistas y buscadores de rentas que se aprovecharon de los impuestos, fruto del trabajo de sus conciudadanos, para su propio beneficio, los propios jóvenes, objeto de compra de votos mediante subvenciones absurdas... Todos ellos, junto con las circunstancias del mercado financiero nos han conducido a donde estamos. Porque esas mismas circunstancias nos habrían afectado de otra manera si nuestra estructura económica y legal hubiese sido otra. Ellos no sufrirían esa tasa tan alta de desempleo.
No es una generación perdida, es un paraíso que no existe, una ficción de bienestar y buenrollismo lo que han perdido nuestros jóvenes. ¿Les vamos a dejar aprender o a ponerles paños calientes?
Austeridad y Estado de Bienestar
Creo que es bueno
recapacitar un poquito para ver cómo se encuentra todo al final de un tiempo
como es el verano, que invita a cambiar y prepararse para el
nuevo curso. Estamos en un tiempo prolífico para las tertulias y el
contraste de opiniones con amigos conocidos o incluso desconocidos en la barra
de un café o en la terraza de cualquier bar de nuestro entorno. Con un poco de
atención podemos realizar una pequeña aproximación o muestra de cómo va nuestra
sociedad, conciudadanos, vulgo o como ustedes quieran llamarlo.
Pues bien
después de moverme este verano por varios puntos de esta nuestra España, me
reafirmo, somos un país maravilloso, pero también no hay duda de otra idea, no
tenemos remedio.
Me he
encontrado desde los seguidores incondicionales del gobierno actual que
comienzan a destilar un optimismo que a este ritmo, y si contables varios no lo
impiden, desde su punto de vista el cielo lo tenemos a la vuelta de la esquina.
Luego nos encontramos a la otra parte tuerta de mis compatriotas (sigo pensando
que vivimos en un país de tuertos que sólo sabemos y queremos ver por un ojo o
forma de ver la vida), en la que para ellos el infierno se encuentra en el
próximo paso, es decir la esclavitud y formas de antiguo régimen, (y no me refiero al del
anterior dictador ferrolense), vuelve a nuestra sociedad. Pero, o casualidad,
encontramos un punto común y que ambos ojos del país no dudan
en hacer frente común y estar haciendo piña, se trata de la defensa del Bienestar del Estado, si, he querido decirlo así,
porque un pequeño análisis sobre la estructura del mal llamado Estado del Bienestar no nos dejaría
lugar a duda que se trata de defender la estructura de los que viven de éste.
A fin y al cabo el tiempo ha dado la
razón a Hayek y hay socialistas en todos los partidos.
Pero como
dice un dicho popular "unos por otros y la casa sin barrer". Todos
hablando de austeridad, unos criticándola y otros fingiendo llevarla a cabo, sin que se note mucho entre sus amigos,
para dar la impresión así de estar cambiando algo, sin cambiar nada.
Nadie se
atreve con el verdadero problema al que hay que hacer frente y es la reforma de nuestro
amigo, el siempre querido y admirado Estado de bienestar. Con un déficit anual de 80000 millones de euros aunque no
queramos debemos de pararlo y reformarlo. No podemos decir que
la austeridad nos está haciendo bajar los servicios cuando gastamos más que en 2007
en pleno auge de la burbuja (ahora, con menos población), tiempo en el que
parecía que el dinero brotaba de los árboles de las distintas ciudades de esta
piel de toro.
Señores
tenemos que aceptar que ingresamos menos que en los años precedentes por lo que
debemos de gastar menos. Además en el periodo 2001-2007 no recuerdo gente muriéndose
por la falta de atención sanitaria, o niños sin escolarización, o que los
servicios que recibíamos fueran mucho peores que los actuales.
Por favor un
poquito de seriedad y algo de sentido común. Tenemos que recortar de verdad.
domingo, 31 de marzo de 2013
Austeridad y Crecimiento
¿Cuantas veces hemos oído que con estas políticas de austeridad solo
conseguiremos caer más y no salir del pozo?
Una y otra vez no dejamos de oírlo desde a todas
las instancias públicas y desde las más vario pintas firmas, (algunas de ellas
con un prestigio que sus seguidores te quemarían en la hoguera simbólica del
ostracismo si osas poner en duda sus argumentos). Pero señores estos dos
conceptos no son antónimos, el antónimo de austeridad es despilfarro, y no es
una consecuencia inevitable de la austeridad el decrecimiento o incluso la
recesión. Estamos en esta situación, entre otras cosas por gastar lo que no
tenemos y aún hay gente que defiende que debemos de gastar más y que los
recortes (la mayor parte de ellos y más importantes aún no se han hecho), sólo
van hacer que caigamos más en el pozo.
Lo más oído en las tertulias de taberna es que
sin consumo no saldremos de esta situación y estaremos cada vez peor,
pero, ¿y el gasto de estos años (nunca ha sido mayor y mira donde nos ha
llevado)?, ¿vamos a obligar a las personas o o empresas a que gasten a la
fuerza?, ¿un problema de gasto desaforado de toda la sociedad y sobre todo del
Estado lo vamos a solucionar gastando más?
Realmente sólo existe una forma de salir de
aquí.
1- Estabilizar la urgencia sobrevenida de
quiebra del sistema.
2- Aceptar que el Estado de Bienestar que
debemos tener es el que realmente podamos pagar, por lo que debemos de
re-formularnos como queremos que sea y qué partes de la economía deben de ser
públicas y privadas. (No podemos tener un Estado omnipresente en el día a día.
Un ejemplo es la situación de nuestra Andalucía, aquí nuestra amiga "la
Junta", es como Dios, está en todas partes, o si no intenten realizar
cualquier actividad y verán que raro es no encontrarse a nuestra querida
"Junta" inmersa en ella. No es de recibo que más de la mitad de
la economía esté basada en las decisiones de nuestros políticos.)
3- Fomentar, como dicen la mayoría de los
políticos abonados a lo políticamente correcto, las políticas de crecimiento,
pero éstas, - a diferencia de éstos- son las dirigidas a liberalizar la
economía, eliminar trabas burocráticas, y en definitiva hacer una sociedad más
flexible y viable.
¿Es duro?, si mucho, sobre todo cuando tenemos
una sociedad con una cultura de asistencialidad del Estado tan acusada y
asentada.
¿Qué habrá gente que lo va a pasar mal?, seguro
y cuanto más asentadas tengan dichas ideas de asistencialidad y más tiempo
lleven viviendo de nuestro omnipotente " Papa Estado" peor, pero
tenemos ahora más de seis millones de personas que no lo están pasando
precisamente bien.
¿Qué es muy difícil o que va a costar mucho
trabajo?, por supuesto, no digo que sea fácil, pero debemos intentarlo por las
generaciones futuras y simplemente por dos ideas y principios que después del
derecho a la vida y desde mi modesto punto de vista son los que nos deben guiar
en cualquier modo de vida en sociedad, "LA LIBERTAD" y "LA
JUSTICIA".
domingo, 13 de enero de 2013
El Suffolk Bank
Aquí les dejo un interesantísimo artículo de Juan Carlos Rodríguez publicado en la web del Instituto Juan de Mariana. Un ejemplo claro de como la iniciativa privada puede suplir de forma eficiente a funciones que normalmente y mayoritariamente se cree que solo el Estado puede llevarlas a cabo.
Además del texto que lo tienen abajo les dejo el enlace.
http://www.juandemariana.org/comentario/5768/suffolk/bank/
11/01/2013 - José Carlos Rodríguez
El Suffolk Bank
Andrew Jackson había acabado con el Segundo Banco de los Estados Unidos, y con él se fue durante décadas la institución de un banco central en aquel País. A mediados de los años 30 del siglo XIX comienza la era de "banca libre" en aquel país. Cualquier empresario que cumpliese ciertas condiciones podía crear un banco. Pero estas instituciones tenían importantes limitaciones, como no poder abrir sucursales en otros Estados, o se les obligaba a aceptar bonos estatales como reservas. Sin llegar a ser una era de verdadera libertad económica en el ámbito monetario y crediticio, sí permitió, no obstante, una gran competencia. Ésta favoreció la creación de nuevas fórmulas bancarias. Y también limitó la capacidad de los bancos de crear inflación (es decir, de emitir billetes sin respaldo de oro o plata), ya que cualquier ciudadano podía entregar las notas en su mano y conseguir la cantidad correspondiente de oro, en forma de monedas o lingotes.
Es más, cualquier banco que acumulase las notas emitidas por una entidad distinta podría redimirlas. Una práctica muy inflacionaria ponía en riesgo la solvencia del banco y, por tanto, la continuidad del negocio. Dado que las comunicaciones eran costosas, las notas perdían valor cuanto más lejos estuviesen del banco emisor. Además, a medida que los billetes, en la incesante cadena de intercambios, se alejasen del banco que ponía su sello, toda la buena fama que pudiera tener entre su clientela se iba difuminando. Y, por supuesto, había una creciente incertidumbre respecto de la voluntad o capacidad del banco de aceptar su propio papel y entregar a cambio el dinero (oro) correspondiente. De este modo surgió una clase de comerciantes que compraban papel con descuento y lo conducían al banco emisor para reclamar la cantidad de oro correspondiente.
Boston, como floreciente ciudad comercial, contaba con numerosos bancos, que recibían notas de muchos otras entidades del resto del país. Es en ese contexto en el que adquirió un papel predominante el banco Suffolk. Aquellos country banks cuyas notas perdían valor con la distancia perdían oportunidades de negocio. Suffolk creó un sistema que podríamos llamar de compensación que aportaba seguridad a las transacciones y oportunidades de negocio. Aceptaba las notas por su valor nominal, es decir, por todo el valor de la promesa de pago, a cambio de que los bancos emisores hiciesen depósitos en Suffolk sin interés. Suffolk obtenía como beneficio el interés del préstamo de esos fondos. Y las entidades que eran clientes de Suffolk, por el coste de mantener un depósito en aquel banco, obtenían los beneficios de que sus notas resultaban mucho más líquidas, más aceptables por el mercado, y adquirían una mayor circulación. Por tanto, sus servicios como banco eran más valiosos.
El interés de los bancos por contratar el servicio de Suffolk era evidente. Pero la entidad bostoniana no podía admitir cualquier cliente. Les obligaba a mantener su solvencia. De este modo, en una cadena que va desde la conveniencia del uso de los billetes más la necesidad de que respondan a la cantidad de oro que prometen, hasta las notas del banco Suffold y las de los bancos que contratan sus servicios y de ahí a la relación entre éstas y los depósitos de las entidades, Suffolk logró que prevaleciese una inflación más moderada en su zona de influencia.
No fue una interesante experiencia pasajera, una reliquia para el divertimento de los historiadores. Duró de 1819 a 1859, cuarenta años. Según John Jay Knox, citado por Murray N. Rothbard en su libro A History of Money and Banking in the United States, la experiencia del Suffolk Bank prueba que "se puede confiar en las empresas privadas para la redención de los billetes que circulan, y puede hacerse de un modo más seguro y mucho más económico que el servicio que pudiera proveer el Gobierno". Rothbard incluso se refiere a Suffolk Bank como un banco central privado.
Esta fórmula para crear confianza en el mercado fue seguida con éxito por otros bancos, atraídos por los enormes beneficios de Suffolk. La competencia acabó por desbordar a la entidad, que acabó por abandonar el esquema que ésta había creado. Otros bancos, no obstante, siguieron realizando la misma labor beneficiosa para la sociedad y para ellos mismos. La Guerra Civil acabó con esta experiencia, y el establecimiento del monopolio del Gobierno de la emisión en 1863 acabó con cualquier posibilidad de retomarlo después de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos. Es un ejemplo de cómo los resquicios de libertad respetados por el Gobierno permiten que los empresarios atiendan las necesidades sociales, incluso las más complejas, obteniendo por ello un beneficio.
martes, 1 de enero de 2013
Sanidad Púbica vs Privada
¿Por qué no se puede tener una gestión privada de la sanidad?, ¿acaso ésta no va encaminada a que el ciudadano o contribuyente reciba el mejor servicio posible con los recursos de que se disponen?
Entonces, ¿que problema tenemos los ciudadanos en que al médico que nos atienda le pague tal o cual empresa o el Estado?
Humildemente pienso que lo que tenemos que protestar y fiscalizar es que el servicio sea de la mayor calidad posible. Entiendo que cualquier grupo de trabajadores se sientan inseguros y que quieran defender lo que creen que son sus derechos, pero señores sanitarios los que realmente tienen los derechos son los les que pagan, es decir los ciudadanos, siento mucho que su trabajo sea menos cómodo pero aquí, su comodidad es secundaria. Debemos mantener el Estado de bienestar, (y entre los servicios de éste se encuentra la sanidad), que podamos permitirnos pagar, y les recuerdo, queridos sanitarios, que ahora se puede pagar poco, y ya basta de demagogias y de falsedades tales como que se quieren cargar la sanidad, que sólo se quiere la sanidad para ricos, que antes deben de recortar muchas cosas etc. Si hay que recortar de muchos sitios y de mejorar la gestión en general, pero en una partida del presupuesto tan importante como ésta lo siento, pero debemos recortar, puede llegar hasta ser triste, pero no podemos pagarlo “ad infinitum”.
¿De verdad hay alguien que no quiere la sanidad con gestión pública solo por hacer el mal, por fastidiar a los menos favorecidos? Si es como dice el ala izquierda de esta sociedad, los ricos lo son por ser egoístas y lo que querrían es que las clases trabajadoras oprimidas estuviesen lo más sanas posibles para poder ganar más dinero con ellas ¿no? (Menuda demagogia barata).
Yo defiendo los incentivos y la responsabilidad en la gestión de la empresa privada ya que optimiza el servicio y beneficio, y si no lo hace, pierde su inversión. Es decir tiene consecuencias, una palabra que en este país parece que carece de sentido, al igual que responsabilidad que además parece pasada de moda.
Si amigos beneficio la palabra maldita, pero, ¿es que alguien trabaja gratis?, ¿no queremos ganarnos la vida?, ¿no somos profesionales y vamos a hacer bien nuestro trabajo aunque ganemos dinero con ello?
¿Y por qué las empresas sanitarias no van a actuar así?
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